Andrés, dobla cuidadosamente el periódico.
Se quita las gafas, que coloca en su funda.
Del bolsillo de la chaqueta, saca otras y se las pone, respirando hondamente, mientras mueve lento la cabeza, como si asintiera a algo, o a alguien.
Todos estas acciones no pasan desapercibidos a Pablo que sentado en el suelo, jugando y que observa todos los movimientos
del abuelo.
Lo admira.
Piensa que es el hombre más sabio del mundo...
Y es que le cuenta tantas cosas... sabe de tantas cosas, que le puedes preguntar lo que quieras, que seguro te contestará con algo muy interesante.
Se acerca, y el abuelo le sonríe, alborotándole el pelo, como hace muchas veces, en un gesto lleno de cariño.
-Abuelo...
-Dime, cariño.
-¿Por qué hay guerras?
El abuelo, tarda más de lo habitual en responder.
-Verás Pablo, no es fácil contestar a esa pregunta.
-Seguro que lo sabes, abuelo.
El abuelo sonríe, pero esa aseveración le llega a inquietar... las guerras...
-Mira, no todas las personas piensan igual, ni tienen las mismas cosas... y como no se ponen de acuerdo, eso hace que se peleen entre ellos.
-No lo entiendo abuelo...
-No me extraña hijo, es que es muy difícil de entender...
-Mira, supón que tú tienes tu casa, tus juguetes, tus cosas del colegio.
-Que tienes ropa en el armario, además de la que llevas puesta, que cuando estás malito mamá te lleva al médico, que cuando tienes hambre vas al frigorífico y eliges qué te apetece comer...
-Que en invierno tu casa está calentita, que tienes una camita para dormir... en fin, todo lo que tienes.
-Y cerca de tu casa, hay un niño que vive en una chabola y no tiene nada de eso...
-Los ojos del niño, conforme van pensando en eso, se van agrandando...
-Y ese niño ve todo lo que tienes y piensa en lo injusto de que él no tenga nada,
-Pero además, de lo poquito que tiene, tú cuando se te antoja, vas y le quitas algo.
-¡Abuelo!!!! yo nunca haría eso...
-¿No?
-No abuelo, yo le dejaría mis juguetes, le daría parte de mi merienda y le regalaría algo de mi ropa... y le invitaría a venir a casa para que no tuviera frío...
-Abuelo, nadie haría eso... y sus ojos que prácticamente ocupan en espacio y en gesto, todo su rostro, se hacen más brillantes por las lágrimas que tintinean tímidamente...
El abuelo, lo abrazó con mucha dulzura.
-Ya lo sé cariño, ya lo sé, pero no todas las personas piensan así...
-¿NOOOOOOO?
-No mi amor, no.
-Mira, si en este mundo todos los niños se preocuparan de los niños que no tienen tanto como ellos, y se repartieran las cosas, todos estarían contentos, ¿verdad?
-Claro, abuelo, eso creo que se llama com... com... compartir...
-Pero la guerra las hacen los mayores, y los mayores ya saben compartir...
-No, Pablo, no lo saben, y si lo saben, con mucha frecuencia se les olvida....
-Pero abuelo si lo dice la tele todos los dias... lo ...de las guerras...
-¿Cómo se les va a olvidar?
-Ya, pero a muchos se les ha olvidado hasta cómo se oyen y atienden las cosas importantes.
-No lo entiendo bien abuelo...
-Ni yo tampoco, hijo, ni yo tampoco...
-Quizás yo también tenga que poner más atención a las cosas que oigo y veo.
-Abuelo, ¿porqué te has puesto triste?
-Por eso cariño, porque me he dado cuenta que tampoco oigo muy bien las cosas.
-Voy a prestar mucha atención de ahora en adelante... mucha atención...
-Ven Pablo, dáme un abracito que lo necesito mucho....mucho...
-Ahora vengo, cariño, voy a mi habitación un momento.
Allí estaba su esposa, Ana, que al verlo tan serio, pregunta:
-Andrés, ¿ha pasado algo?
-Sí, que le he mentido al niño.
-¿Y eso?
-Porque me ha preguntado por qué hay guerras....
-Caray, ¡¡¡vaya pregunta!!!!
-¿Y?
-Le he dicho porque hay a algunas personas que no les importa lo que les pasa a los demás.
-Bueno, es así ...¿dónde está la mentira?
-En todo, Ana, en todo....
-Si realmente nos importara lo que les pasa a los demás, no habría hambre, penurias, guerras...
-Bueno Andrés, tampoco tenemos la culpa nosotros....
-¿No?
-¿Quiénes?
-Eso tan abstracto, tan inconcreto e indifinido que es... ¿ la sociedad, el sistema?
-Por favor, Ana, no me jodas... que somos mayorcitos....
Como colofón, se oye un estruendoso portazo...
1 comentario:
Hola Luna: Yo, como decía un amigo mio, me apunto a lo de com compartir. Porque entre lo que tengo y lo que me toque del reparto pues me apañan hasta el fin de mis días. jajajajajajja.
Bueno, ahora en serio. Como siempre, Luna me ha gustado mucho tu escrito, solo una pequeña observación, no es crítica, ni mucho menos, sino una modesta opinión de alguien que no sabe escribir ni cuatro líneas de una historia.
Ahí va mi modesta y sincera opinión. Me parece que el dialogo entre el abuelo y el nieto se nota mucho que está hecho por una mujer. Todo lo demás estupendo como siempre. Besitos españoles preciosa.
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