MALDITOS!!!!

David tiene 8 años.
Es el pequeño de varios hermanos, todos varones.
Vive en un pueblo pequeño de Arkansas.
Hace tiempo que ve a su madre llorar, quedamente, sin aspavientos.
Las lágrimas se deslizan por sus mejilas constantemente.
No es nada nuevo para él.
Todos los días, desde que se marchó su hermano Antony, su madre hace varios paseos hasta el buzón de correos, en el jardin, al lado de la carretera.
Si no hay nada, su semblante es triste, apático.
Y si hay carta, vuelve a casa muy despacio leyéndola, mientra sus mejillas se mojan de lágrimas.
Siempre que le pregunta, porqué llora, recibe la misma respuesta:
-No es nada, David, no te preocupes, estoy contenta, es carta de tu hermano...
Él no lo entendía, porqué, si estaba contenta de tener carta de su hermano, lloraba.
Y si no tenía carta, pues tenía el semblante triste!!!
Caray, pero si su hermano era un héroe!!!!
Había estado unos dias en el pueblo, con un uniforme precioso, con botones dorados, con una gorra, botas y demás cosas, como los héroes de las películas...
Las chicas querían hacerse fotos con él!!!!
Le preguntó, dónde estaba, con esa ropa tan bonita, pero su hermano se limitó a alborotarle el pelo con la mano y darle un beso...
Luego se marchó, y su madre, volvió todos los dias a mirar el buzón de correos...
Un dia, llegaron en un jeep, dos señores, con un traje como el que llevaba su hermano.
Bajaron, y llamaron al timbre.
Él venía del colegio y miraba la escena mientras se acercaba a casa.
Su madre, antes de hablar con ellos, sólo de verlos, se echó a llorar, pero esta vez muy fuerte, como nunca la había visto llorar....
Le dieron una cosa. Parecía una tela doblada varias veces, a rayas azules y blancas...
Era la bandera, si era la bandera de Estados Unidos.
La madre la abrazó, la apretó contra su pecho, mientras seguía llorando sin consuelo.
Mientras, él llegó, hasta muy cerca de donde estaban...
Oyó que esos señores le decían a su madre: Lo senrtimos mucho, señora...Pero, su hijo murió como un héroe!!!

De repente, la abuela, que estaba sentada en una silla, allí mismo en el porche, con las mejillas mojadas por las lágrimas, se levantó y con una voz solemne y fuerte como un trueno dijo:
-¡Malditas guerras!
-¡Malditos los que se llevan nuestros hijos, casi niños, a matar a otros, iguales a ellos, que están tan asustados como ellos!
-¡Malditos avaros de dinero, poder y gloria, que la compran con la vida de nuestros hijos!
-¡Malditos ideales, religiones y credos, que engañan a los padres! prometiéndoles un lugar de eterna felicidad para sus hijos, a cambio de sus vidas...
-¡Malditos sean para siempre!
David supo que jamás se pondría ese uniforme....

Luna