CARMEN

Se llamaba Carmen.
El día 16 fué su santo. La Virgen del Carmen.
Era una mujer de tez morena, pelo negro abundante y rizado. Lo llevaba corto y peinado con raya al lado.
De ojos castaños, muy vivos, y muy risueños. No hacía falta verle los labios para saber que estaba riendo. Siempre que reía, ladeaba un poco la cabeza.
Era dulce, muy dulce....
Siempre daba la sensación que estaba contenta. De sonrisa y risa fácil. Cada vez que la rememoro, la veo así, riendo.
Muy cariñosa, muy cercana, muy tierna.
Cuando la conocí, yo tenía casi diecisiete años.
La primera vez que fui a su casa, estaba sentada en un sillón orejero, y, cuando me vio entrar, se levantó a darme la bienvenida, dos besos, y me invitó a que me sentara y estuviera cómoda.
En la mesa, unos refrescos y una bandeja de pastelitos en mi honor.
Era muy fácil sentirse cómoda a su lado.
Luego, cuando tuve más confianza, me sentaba a su lado a conversar con ella y cuando quería hacerme cómplice , en algún comentario con otras personas, me sonreía, guiñaba un ojo y me apretaba con la mano suavemente la rodilla...

Y reía, siempre reía. Una risa argentina, limpia, feliz.
Como si su vida, hubiera sido un camino de rosas...
Se preocupaba por todos y por todo, y todo lo quería arreglar. Si no hubiera sido hija-hermana-mujer-madre-ama-de-casa-, hubiera sido una excelente mediadora.

Ponía todo el empeño de que era capaz , para que a su lado no hubieran problemas, enfados y discusiones.
Y se dejaba la piel en ello.
Porque también lloraba, aunque no hacía ostentación de ello.

Recuerdo dos frases de ella.
Cuando veía a alguno de nosotros preocupados, o agobiados.
"-Y tú de que te apuras?????, venga, aquí está la madre...."
Y es verdad que siempre estaba, no era una frase hecha-

Cuando oía tocar la aldaba de la puerta de la calle, y subir la escalera a sus nietos, abría los brazos , doblando el cuerpo hacia adelante y decía "Quién viene a esta casa??????" Y el nieto corría a sus brazos, y era abrazado y recibía muchos y muy sonoros besos en las mejillas, seguidos de un " Ay, mi chic@, cuanto lo quiero, madre mía!!!!"

Tenía largas conversaciones con ella, era muy parlanchina.
Le gustaba mucho el café. Lo tomaba solo, en un vaso de cristal pequeño y a cucharaditas, para que le durara más.
Cocinaba muy bien, cosía pantalones a sus nietos, hacía punto y ganchillo.

Y se sabía muchas historias de su familia, de cuando estaban en el pueblo.
Yo la quería mucho, y sé que ella a mi también.
Cuando llegaba con mis hijos pequeños, a su casa, decía, madre mía, que guapos venís!!!!!!!!!!!!! Y es que os llevan como palomas... me miraba y reía.
Siempre reía...

Mamá Carmen, te echo mucho de menos.
Ella era mi suegra.