TORMENTO Y PAZ

Laura estaba muy inquieta. No podía dormir, no podía descansar.
Las pensamientos, inconcretos, bullían en su cabeza. Era incapaz de ordenarlos.
Tenía la misma sensación que se puede tener, cuando SE oyen varias conversaciones a la vez, pero eres incapaz de coexionar ninguna palabra, y mucho menos separarlas y entender nada concreto.

Unas veces se convencía de que todo estaba bien. Que todo estaba en orden.
Sonreía y buscaba pensamientos positivos que reforzaran esa actitud.
Se ponía a hacer planes, a plantearse una agenda espectacular, llena de metas, que cumpliría llena de ilusión, con objetivos muy atractivos, y así al ir cumpliéndolos, generaría nuevas expectativas, en cubrir las siguientes etapas.

Pero en otros momentos, las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, sin pedir permiso.
Y esas lágrimas, agrietaban el dique de contención de los sentimientos, y estos se desbordaban, bajaban en torrente por las mejillas, pero de una manera silenciosa, queda, constante.

Y las dejaba salir, pues al final, limpiaban por donde pasaban y aflojaban el nudo que atenazaba su garganta.
Y, nuevamente, la mente en blanco. En algún momento hubiera querido pararla. Dejala en off, y descansar.

De momento, mirando la luna, en el cielo oscuro de la noche, cerró los ojos.
Pensó en su padre.
No pensó nada sobre él. Simplemente lo visualizó.

Su respiración se fué aquietando, cada vez era más lenta, más serena.
Visualizó la lápida de su nicho, en el cementerio. Cómo era, el color, su nombre grabado en el granito. Vicente... 13 de marzo de 19...

Lo vio tranquilo, con su traje de príncipe de gales gris, con una raya fina roja, su camisa de puño doble y gemelos, de color rosa, y su corbata en tonos rojos oscuros.
Zapatos negros y calcetines negros.

Estaria contento. Siempre había sido muy presumido, y esa ropa le gustaba mucho.
Ella la eligió, con su madre. Para que esté guapo, para siempre....

Se vió a ella misma delante del nicho, era un dia muy soleado, le había puesto violetas. No habia nadie por allí. Solo se oían el piar de algunos pájaros...

Miró a su alrededor. Silencio. Muchos nombres, muchas fechas. Quietud, paz.
Alli no habían problemas, no habían dudas, no habían envidias, triunfos ni derrotas.
Solo había muerte!!!!
Allí NO había VIDA!
Ese pensamiento la hizo regresar a su cuerpo, lentamente, mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios...

Sonrio, se quedó tranquila...
Sí, es que yo estoy viva!!! Y decidió darle vida a su vida.
Mandó un beso a la luna, y muy contenta se fué a dormir.

Darle vida a su vida, vivirla... Eso es lo que voy a hacer.
Buenas noches Laura, buenas noches Vicente, gracias,