Ya todo había terminado.
Volvían las dos del cementerio, cogidas de la mano, intentando olvidar aquella pesadilla y conscientes de que de ahora en adelante, se tenían una a la otra, ni más ni menos.
Largo y lento, había sido el tiempo en que las dos supieron que no había remedio, que aquello se acababa...
Pero siempre queda una llama de esperanza, un puntito de luz.
Pero el puntito desapareció y la llama se apagó.
Estaban de vuelta.
Había que reinventar el futuro.
La abuela, rápidamente se hizo cargo de la casa.
Aireó las habitaciones, lavó las cortinas, las sábanas, las colchas, limpió bien los suelos y dio cera a los muebles, hasta tal punto que parecían nuevos.
Puso margaritas blancas, cogidas del campo de al lado de la casita, en dos jarrones improvisados, encendió la chimenea y puso la tetera al fuego.
Puso margaritas blancas, cogidas del campo de al lado de la casita, en dos jarrones improvisados, encendió la chimenea y puso la tetera al fuego.
Era como un ritual necesario para volver a empezar.
Partir nuevamente del punto cero.
Se sentaron las dos en la mesa, frente a frente, con dos tazas de té humeante, mirándose a los ojos fijamente.
No hacía falta hablar, aquellas miradas, de ojos enrojecidos por el llanto, pero ahora secos, eran muy grandilocuentes.
La abuela, nunca había sido mujer de muchas palabras. Sí de gestos.
Mientras se comunicaban con la mirada, la abuela acarició la mano de la jovencita,
por encima de la mesa.
Era un gesto muy habitual en ella, y más en los últimos días, cuando las palabras se resistían a salir...
Se la apretó cariñosamente y solamente le dijo:
Niña, la vida continúa. Yo a lo mío y tú, a lo tuyo.
Habían pasado años, su pelo se había vuelto de color blanco, ya no andaba con tanta ligereza, pero la casita continuaba impoluta, las gallinas seguían poniendo huevos y la huerta dando los frutos para su sustento.
Habían pasado años, su pelo se había vuelto de color blanco, ya no andaba con tanta ligereza, pero la casita continuaba impoluta, las gallinas seguían poniendo huevos y la huerta dando los frutos para su sustento.
Y, para ganarse la vida, cosía. Lo había hecho toda su vida...
Toda la vida... Una vida no muy fácil por cierto.
Pero no era perro de lamerse las heridas, era de acción, de presteza.
La mejor hora del día era la que venía el cartero y le traía postales de su niña.
La mejor hora del día era la que venía el cartero y le traía postales de su niña.
La leía veinte veces, miraba las fotos, y luego las guardaba junto a otras, en la caja de hojalata de las galletas.
Era su tesoro más preciado.
¡Que lugar tan precioso!
La Torre Eiffel, Los Campos Elíseos, El Museo del Louvre, los conocía todos a la perfección y se sabía sus nombres...
Ella nunca los vería, pero su niñita, estaba allí, acabando la carrera universitaria, hecha una señorita,¡ el orgullo más grande de su vida!!!
Eso pagaba con creces, todos esos años de trabajo y esfuerzo, era su revancha a la vida.
Le había ganado la batalla...
Eso pagaba con creces, todos esos años de trabajo y esfuerzo, era su revancha a la vida.
Le había ganado la batalla...
Sonreía, mientras asentía con la cabeza...
Sí, era una luchadora, pero también una vencedora.
El frenazo de un coche, le sacó de aquellos pensamientos.
Dejó de desgranar los guisantes, se atusó el pelo y salió a la puerta.
Del taxi, bajó una señorita, con una melena corta, vestida con un conjunto de pantalón y camisa en tonos azules, con un cinturón oscuro más abajo de la cintura.
Un foullard de seda blanco, a juego con unos zapatos sport, y una bolsa completaban la indumentaria.
El frenazo de un coche, le sacó de aquellos pensamientos.
Dejó de desgranar los guisantes, se atusó el pelo y salió a la puerta.
Del taxi, bajó una señorita, con una melena corta, vestida con un conjunto de pantalón y camisa en tonos azules, con un cinturón oscuro más abajo de la cintura.
Un foullard de seda blanco, a juego con unos zapatos sport, y una bolsa completaban la indumentaria.
Tenía un aspecto chic.
No podía verla bien, sus ojos ya no eran los de antes...
No podía verla bien, sus ojos ya no eran los de antes...
Además la señorita cubría sus ojos con unas gafas oscuras.
Pagó al taxista, y al volverse, una gran sonrisa iluminó su cara.
¡¡¡Abuela!!!
Pagó al taxista, y al volverse, una gran sonrisa iluminó su cara.
¡¡¡Abuela!!!
No daba crédito a lo que veía, pero ¿esa era la niña con larga melena, algo delgaducha, que hacía cinco años se había marchado?
¡Dios mío, si parecía una... una... mujer, bellísima mujer!!!!
Se fundieron en un abrazo, y nuevamente las lágrimas inundaron sus ojos, es como si eso fuera su sino, pero esta vez, eran lágrimas de alegría, de júbilo.
-Abuela,¡ que nos vamos!!!!
-¿Nos vamos? ¿Dónde nos vamos?
-Pero hija... ni siquiera has entrado en casa...
-¿Dónde nos vamos?
-¡Estás loca, niña!
-Yo nunca he salido de aquí... Donde quieres que vaya, a mis años...
-A Paris, abuela, a Paris.
-Quiero que tengas las fotos de todos esos sitios que te he enseñado, en postales, en otro sitio.
-A Paris, abuela, a Paris.
-Quiero que tengas las fotos de todos esos sitios que te he enseñado, en postales, en otro sitio.
-¿Que las cambie de sitio?
No se soltaban la una de los brazos de la otra y reían, reían como hace muchos años no lo hacían.
-En la retina, abuela, en la retina...
La abuela miró al cielo y sonrió a la imagen difusa de su hija, que desde el cielo le sonreía y susurraba.
-En la retina, abuela, en la retina...
La abuela miró al cielo y sonrió a la imagen difusa de su hija, que desde el cielo le sonreía y susurraba.
- Gracias, mamá, ¡diviértete!... te lo mereces...sssshhhhhhhhh
Luna
38 comentarios:
que bellisimo relato compartes , un besin de esta asturiana que se ha emocionado muchisimo al leerlo.
Ozna, muchas gracias, asturiana, me alegro que te haya gustado.
Otro besin para ti.
Fíjate lo que son las cosas, Luna, Tu relato también a mí ha conseguido emocionarme.Será que estoy muy sensible en estos días. Bello relato sobre una mujer acostumbrada a luchar y a tomar decisiones, incluso en los trágicos y tristes momentos de decir un adios definitivo. Parca en palabras y sobrada de cariño y amor.
Un abrazo.
Ok! Estou te seguindo.
Parabéns pelo Blog.
La nieta y la abuela son un binomio de complicidad, y tú relato sencillo y cercano lo ha dejado bien claro desde el principio hasta el final...
La madre que pierde a la hija y la nieta que recupera a su abuela...
Muy bien trazado y expresado amiga IAIA...
Besicos.
Bello relato de una abuela que da todo por su nieta ; pero tambien nos muestra una nieta carñosa que sabe reconocer la lucha de su yaya .
Nos toca siempre la cuerda sensible con tus palabras.
Besos desde Málaga.
Querido amigo Pepe.
Veo que has entrado bien en el cuento...Me alegro que te haya gustado.
Es un placer hacer llegar emociones.
Un besito, querido amigo.
Paulo, Muito obrigado por seguir e por teus parabéns.
Un abraço.
Querida MariCarmen.
Tanto como nieta, como ahora de iaia, siempre he sentido esa complicidad y sintonía, así que es lo que expreso.
No tiene mérito.
Un besito, querida amiga.
Annick, querida amiga,
Hablando de iaios y nietos... tu lo sabes muy bien, no se puede ser más que toda sensibilidad.
Un besito, cariño
Que narrativa linda, sempre plena de uma ternura maravilhosa e humana! Cheia de afectos.
Beijinho
Una historia muy emotiva que conmueve y hasta hace caer algunas lagrimitas!...(pero al final, de alegría!)
Un abrazo.
Aninha, sempre täo gentil... muito obrigada, amiga.
Un besito
Mónica....
Viniendo de vuestras mercedes, es una lisonja....
Besitos
Pues si luna, me ha encantado tu historia. Tienes muchas facilidad para escribir y para crear.
Un abrazo
Gracias, querida Chus, eres muy amable.
Un besito
Que bonita historia, me he conmovido al leerla.
La has escrito tan bien, que me he sentido en la puerta de esa casa, viendo la cara de felicidad de la abuela al ver su nieta hecha una mujer.
Te felicito. Un abrazo.
Gracias Luisa, es un honor tener compañeros de viaje y de letras como vosoros.
Un besito
Hola Luna
Precioso relato y sobre todo emocionante.
Has conseguido ponerme la piel de gallina y dejarme los ojos llorosos viendo a esa jovencita en la puerta recogiendo a su abuela para mostrarle una nueva vida en un lugar diferente, pero juntas las dos.
Precioso
Un beso
Excelente escrito Luna.
A medida que lo fui leyendo tenía la vivida sensación de las emociones, el paso del tiempo, las experiencias acumuladas por los personajes de la abuela y la nieta; y todo en tan pocos renglones!.
Te felicito.
Besos.
Rik
Gracias Mar, no hay nada tan gratificante como sentir que has transmitido tuis sentimientos.
Gracias por tus palabras.
Un beso
Querido Ricardo,
Como sé que si no quieres decir algo, te callas, pues aprecio mucho tus palabras y que haya gustado mi trabajo.
Gracias, amigo.
Un besito
LUNA, es la primera vez que entro en tu página y me he quedado un poco en las nubes. Es una historia que sin quererlo te conviertes en esa abuela y parece que lo vives. Me ha parecido,mientras leía, ser el personaje. Te seguiré. Gracias y un fuerte abrazo.
Querida Teresa.
Bien venida a este rincón de amigos.
Me alegro mucho te haya gustado el cuento, es lo que me inspira para seguir haciéndolo...
Te agradezco la visita y tu comentario.
Seras muy bien venida siempre que quieras.
Un besito
Muy bello y tierno relato Luna, cargado de la magia y complicidad que nos da el amor compartido, en este caso entre abuela y nieta.
Me encantó.
Un besito amiga y mis mejores deseos para el año que recién empieza
hola luna!!!!!
que bueno estar otra vez aquí y me encuentro con este lindísimo relato, lleno de esperanza y puro corazón.
se recoge lo que se siembra y esa abuela es el mejor ejemplo del dicho
beso grande!
Enternecedor relato, con mucho encanto de las dos protagonistas, mujeres luchadoras, femeninas y sobre todo amorosas.
Me gustó mucho querida Luna.
Una beso enorme.
Querida Belkis.
Estoy encantadisima en poder verte por aqui otra vez, eso es buena seña, que ya está mejor, prefiero... BIEN<, asi lo deseo.
Me alegro mucho que te hayagustado el cuento.
Un besito, querida amiga-
Querida Vir.
Ni te imaginas la alegria que me ha dado encontrarte otra vez.
Ahora no te pierdo más.
Gracias por venir tambien, querida amiga.
Un besito
Amiga Carol, me alegro mucho de que te haya gustado el cuento.
Está hecho con mucho cariño, poniendo todos los sentimientos del mundo y para compartirlo con mis queridos amigos, así que si lo he logrado me alegro mucho.
Un besito muy grande, querida amiga.
Gracias Alejandro, es un placer verte por aqui.
Besos
La abuela siempre al pie de la vida, echando para adelante, con el dolor adentro y la lucha para fuera. Sin embargo LUNITA, le llegó también el momento de darse un placer, el instante de una dicha inesperada. Cosas tiene la vida, pérdidas ireparables y recuperaciones inesperadas, y tú nos has descrito con infinita ternura ese instante mágico entre el sufrimiento callado y la alegría merecida.
Maravilloso LUNA, besitooos vuelta entre los montes.
Qué bonito!! no he podido disfrutar de mis abuelos pero por tu relato intuyo que la cercanía y la calidez son realmente muy acogedores. Un gran abrazo
Natàli, ser abuela es estrenar nuevos sentimientos, nuevas ilusiones, nueva vida, nueva savia y volver a entregar lo mejor de una misma...sin esperar nada a cambio.
Y ver crecer la hierba, y esperar que se cumplan los milgros.... que casi siempre se cumplen, porque empeñamos la vida en ello.
Un besito
El Drac, efectivamente hay una unión muy especial con los nietos.
Es algo maravilloso.
Un besito
Mi querida Luna, sigues removiendo mis recuerdos familiares... Todo mi aliento para que sigas con esos relatos llenos de sensibilidad !!
Marisol, gracias por tu visita y tus palabras.
Mealegro que te guste.
Un besito
Un bello cuento y emotivo, Luna.
Los abuelos siempre tan generosos ofreciendo todoo por sus seres queridos.
Un beso.
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