SUFRIDOR@S

El otro día, en la caja de un supermercado, una señora mayor, que estaba antes que yo, ya un poco agobiada, por firmar y atender a todas las amables indicaciones de la cajera, me mira y a modo de excusa me dice: Es que estoy muy cansada.... pero tengo que esperar a mi hija, y mi señala a una señora joven que está, también con su carro, tres clientes por detrás.

A esto, le digo:

-Mire, señora, entre en la óptica, (en la misma planta) y seguro que le permiten que se siente en una silla, y así, mientras espera a su hija, pues descansar...

-No hija, no hace falta, estoy acostumbrada a sufrir...

-Mire señora, le digo sonriendo, pues le digo lo mismo que le digo a mi madre. Sufrir gratuitamente, no sirve de nada...

-No te canses, me dice su hija, yo me he cansado de decírselo, pero nada....

-Hay hija, es que soy de una generación que estábamos acostumbradas a sufrir...

-Fue, y se sentó en la silla, a esperar a su hija.

Esta anécdota me hizo venir muchos recuerdos.

De mi madre, de mi suegra, de mis tías, de mis abuelas...

Todas, siempre se habían considerado como "muy sufridoras"...

Para ellas era un mérito.

Y un demérito no serlo.

Si no se preocupaban y sufrían, términos que para ellas eran sinónimos, es porque no les importaba.

Entonces había que sufrir por todo...

Recuerdo que por ejemplo, cuando mis hijos eran pequeños y les reñía o castigaba, tanto mi suegra como mi madre decían: Hay hija, no los riñas-castigues, delante de mi, porque sufro mucho...Ya lo harás en tu casa....

Otra frase que recuerdo, me decían, con ánimo de complicidad. "Es que a las madres, ya sabes, nos toca sufrir mucho".

Mi suegra, por desgracia, hace muchos años que se fue, pero mi madre, sigue sufriendo...

Y por mucho que le haya intentado hacer ver que no hay ningún mérito, ni recompensa, por sufrir por cosas que no lo merecen, no lo entiende.

Además de un componente cultural, pasado de madres a hijas, sin mucho análisis, creo que también hay un componente religioso escondido bajo esa actitud.

El ejemplo de los mártires, ascendidos a los altares, a los cuales se les pide interjección delante de Dios, lleva a pensar, que sin el componen del sufrimiento, callado y resignado, no se alcanzan las dádivas.

Me da mucha pena, pues lo tienen tan asumido, "tan dentro" que es imposible modificar esa conducta, que les llevar a sufrir de verdad, somatizando los pensamientos negativos siempre.

Esta misma actitud, también llevaba al silencio ante los malos tratos.

Los malos tratos no son un problema nuevo, son un problema de diferencia de actitud ante ellos...

Esperemos que ésa sea la última generación que sufre en silencio....