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martes, 9 de febrero de 2010

EDUARDO PUNSET


Comentarios
Autor: Eduard Punset 7 Febrero 2010

Importa más el impacto de los sentimientos abstractos que los físicos y concretos de la sed o el hambre. Los dolores causados por motivos sociales –como un desamor– o los placeres de igual naturaleza –como aprobar una oposición– activan idénticos circuitos cerebrales que los estímulos fisiológicos, básicos para sobrevivir, como la práctica del sexo.

Se está confirmando, pues, una sospecha que teníamos muy pocos en el sentido de que el cerebro trata con la misma deferencia o indiferencia, según se mire, experiencias sociales y abstractas como una falta de reconocimiento social y conductas físicas tan concretas como saciar el hambre o morir de sed.

Lo que está sugiriendo la ciencia, ni más ni menos, es que el mundo de los sentimientos y la historia del pensamiento inciden en el corazón de la gente en no menor medida que una hambruna o el calentamiento global. ¿Entonces por qué nos ocupamos menos de los primeros que de los segundos?

Y, si eso es cierto –y ya no puede negarse que forma parte del pequeño y modesto acervo científico–, deberían matizarse muchas de nuestras convicciones o, cuando menos, alterar lo que yo llamo nuestra “estrategia de compromisos”. No es seguro, por ejemplo, que nuestra supervivencia dependa en mayor medida del famoso cambio climático que de nuestro reconocimiento individual por el resto de la sociedad; de saber, en definitiva, si me odian o me aman.

Una cría de chimpancé se aferra a su madre. El cuidado parental juega un papel esencial en el aprendizaje de los mamíferos. Esta característica, ha valido a los mamíferos (humanos incluidos) su éxito evolutivo (imagen: usuario deFlickr).

Es mucho menos probable de lo que se creía hasta ahora que nuestras necesidades fisiológicas revistan un grado de urgencia mayor que nuestros sentimientos. A ver si ahora resulta que dar dinero para combatir el sida o la malaria activa el llamado “circuito cerebral de recompensa” en mayor medida que recibir la misma cantidad de dinero para colmar necesidades personales. (Confidencialmente, les confieso a mis queridos lectores que también esto ha sido comprobado en experimentos apoyados en resonancias magnéticas funcionales, aunque recomendaría no divulgarlo todavía para no soliviantar excesivamente a los incrédulos y psicópatas a quienes cuesta admitir o sentir el dolor ajeno.)

El misterio no desvelado todavía es por qué el cerebro trata igual la necesidad afectiva que la física. Todo el mundo entiende que la falta de alimentos y de agua o las temperaturas extremas causan dolor. Pero ¿por qué utiliza el cerebro el mismo sistema neurológico para abordar privaciones y recompensas físicas que privaciones y recompensas morales?

Un equipo de científicos liderado por H. Takahashi de la Universidad de California, en Los Ángeles, sugiere que existen razones evolutivas de supervivencia de la especie que explicarían dicho comportamiento. En los mamíferos –y muy particularmente en los humanos– es muy elevada la dependencia de los recién nacidos, que llegan al mundo desprovistos de los mecanismos necesarios para sobrevivir por su cuenta. El precio pagado por disfrutar de una inteligencia mayor que el resto de los mamíferos cuando se es adulto implica dedicar los siete primeros años de la vida alaprendizaje y a formar la imaginación, en régimen de todo cubierto, por supuesto, incluidos los gastos sanitarios.

Sin la dedicación de un cuidado específico, que sólo puede dimanar de sentimientos y afectos sociales, ningún recién nacido podría sobrevivir. En este sentido, los sentimientos sociales preceden la cobertura de las necesidades físicas y concretas, como dar de comer, calmar la sed o proporcionar la temperatura adecuada. Es muy discutible que sin esos sentimientos sociales pudiera darse luego la compensación física necesaria para sobrevivir. El cerebro acierta en dar a los primeros la misma prioridad que a la segunda. Esta vez, la evolución optó por la alternativa adecuada. Ahora, sólo hace falta que todos nosotros nos comportemos de igual manera. Por lo menos, durante 2010.



DESPUÉS DEL POST ANTERIOR, EN DONDE CONTABA EL ESTADO EN QUE ESTÁ MI MADRE, HE LEÍDO ESTE ARTÍCULO DE EDUARDO PUNSET, Y ME GUSTARIA COMPARTIRLO CON VOSOTROS.
http://www.eduardpunset.es/

16 comentarios:

mar... dijo...

Hola Luna
Para mí siempre ha sido mucho más importante la salud emocional que la física, siempre he pensado que la salud física es mucho más facil de curar que la emocional por eso intento estar y apoyar a mi familia en todo momento.
No había leido tu entrada anterior, siento mucho lo que estás pasando, conozco perfectamente el dolor de ver a familiares ir apagándose físicamente en en largísimas enfermedades, pero el ver como su memoria se apaga debe ser terrible.
Sólo mandarte mi ánimo y decirte que tu madre se sentiría orgullosa de ti si supiera todo lo que haces por su bienestar, tiene mucha suerte de tenerte como hija.
Un beso muy grande de Mar

MARU dijo...

Mar, precisamente, me he sentido idenfiticada en ese sentido y, al leerlo, he decidido compartirlo.

Si, emocionalmente estás mal,
Por ejemplo, tienes una depresión nerviosa..... (tan común en estos dias,,,, )
ya te pueden pintar todo de rosa....
Tener todo el dinero del mundo para alcanzar todo lo que deseas, en bienes, en sitios paradisíacos, en todo lo que se te pueda ocurrir.
De nada puedes disfrutar, porque lo que quieres es morir y dejar de sufrir....

Mientras, que teniendo una enfermedad grave, si tu estado de ánimo, tu espíritu es fuerte, lucharás con todas tus fuerzas para superarlo....Apreciarás cada dia, poder vivirlo y ver el sol.....

Hasta hace pocos años, las enfermedades que no se "veían" no existían....
Como mucho, y, líricamente, se podía morir de amor....

Gracias por tus palabras, querida amiga.
Un besito

Nuria dijo...

No sé por qué no ha salido mi comentario de esta tarde :-(

Te contaba que había leido el artículo de Punset, y me areció muy interesante.

Porque ambas dolencias, tanto las físicas como las emocionales han tenido siempre un tratamiento diferente, quizás las físicas son más "tratables", sin embargo las otras son más difíciles de diagnosticar y sanar...

Creo que de todos modos ambas se interrelacionan, cada uno de nosotros lo sentimos de una manera concreta.

Como dices, si te encuentras mal físicamente, acaba minando tu estado de ánimo en algún momento, te pasa factura mental.
Y al revés, si estás bien física y socialmente pero tu cerebro "está enfermo", también e impedirá una buena calidad de vida.

Lo que ocurre es que al ser menos visible, socialmente es menos reconocido.

Te dejo un abrazo muy grande, sabes que estoy aquí cuando tu quieras mi querida Luna.

Un biquiño

amatamari© dijo...

Purtroppo aspettiamo sempre che la scienza confermi quello che già gli antichi sapevano...
:-)
Molto interessante e ricco di informazioni questo tuo post: grazie di cuore AmicaLuna!!!
:-)

Ana Tapadas dijo...

Aflita com o trabalho, não pude comentar o teu post anterior. Emocionou-me. Também tenho uma mãe, que apesar de 75 anos, perdeu muita mobilidade. Meu pai tem 81. Mantêm um ritmo de vida aceitável e parecem desfrutar a vida. Sufoco de imaginar que algum dia um estará só...vi no teu post o meu futuro.
Este artigo é muito interessante.
Beijo, amiga

MARU dijo...

Querida Nuria, ya lo sé y gracias. No lo dudes....
Sobre los transtornos "del alma" los conceptos autoestima, ansiedad, todas las fobias, todas las disfunciones del habla, del aprendizaje, de comportamiento, son relativamente nuevos.

Hasta hace poco, el hecho de ir a un psiquiatra o un psicólogo, se hacía "de tapadillo", pues era como declarar que estabas loco.

Sin embargo, el ir al médico a tratar cualquier dolencia si era normal.

Ahora, creo que si tenemos los sentimientos bien, la psíquis equilibrada, nuestro organismo responderá siempre mejor.
A la inversa...no lo tengo tan claro.

Un besito, meiga of the wold

MARU dijo...

Sono contento che ti sia piaciuto, e sì, sempre fiducia nella scienza, quelli che sanno.
Un baccio AmicAmatamari

MARU dijo...

Querida Ana,

Se nossos pais morrem, quando nós somos moços, sofremos, e se säo velhinhos e ficam dontes, também sofremos....
ë assim mesmo a vida, querida amiga.

Muito obrigada por tuas palavras de carinho e amizade.
Um beijinho, querida amiga.

aguadecolores dijo...

Gracias
Besos de colores

MARU dijo...

De nada.....Besitos para ti tambien.....

Unknown dijo...

Hola Luna!

Los que hemos pasado por la situación que contás en tu entrada anterior (que no había leído) “UNA SEMANA CON MI MADRE” sabemos de qué hablas.
No creo que sea necesario que te cuente las que yo pasé con mi madre - que por suerte terminó con su agonía en el año 2000 -, pero fue duro…, muy duro, y por ello me animo a decirte que te entiendo PERFECTAMENTE.

Los que en estos casos tienen a sus parientes internados en residencias, es conveniente que cuando los visiten vayan muñidos de algunas cosas que recuerden que a ellos les gustaba…, vos verás qué.

La intención de ello es que se distraigan de lo que para ellos son sus ideas fijas mientras están solos: sus dolencias, e intentar que el rato que pasamos juntos sea de pura distracción.

Te acompaño en tu dolor; pero es la “ley de la vida Lunita!, y contra ella nada podemos hacer.
Menos desear que seamos nosotros los que nos vayamos primero!

Tengo la impresión que en esta nueva publicación, el texto que elegiste de Eduard Punset, está relacionado con tu anterior entrada a la que me referí arriba, y por ello no voy a hacer apreciaciones epistemológicas de lo que él menciona, aunque las tengo por supuesto!.

Claro está Luna que el dolor psicológico; moral; emocional, es tan importante y produce los mismos efectos y sensaciones (también a nivel físico) que el dolor orgánico solamente.
Eso es algo que en mi profesión siempre tuve en claro. Y por ello mi forma de abordar los problemas psico-emocionales de los que me consultan es - lo antes posible - aliviar ese dolor; y no tenerlos en un diván durante años y años “revisando” su historia familiar.

Ahora; si los centros neurológicos que se activan en el cerebro son los mismos para unos que para otros…, me importa un bledo!.

Te quiero mucho!.
Rik

MARU dijo...

Querido Ricardo.
Gracias por tu visita.
Es siempre un placer leerte y además me ayuda a clarificar mis "neuras"...

La vida se compone de "etapas" y ahora me toca lidiar con este aspecto tan feo, diría que hasta patético de la vejez.

Pero por contra, y para equilibrar, también tengo el idisfrute de mis cuatro nietas.
Cuatro rayos de sol que iluminan mi vida.
Así que....una de cal y otra de arena....
No me quejo.

Solo pido una cosa:
Salud.
Me estoy haciendo vieja Ricardo jajajajaja cuando una empieza a pedir salud.... malo, malo.
Yo tambien te quiero, amigo.
Un besito grande, grande.

Carol dijo...

Querida Luna, me encanta como a tí Punset, hace muchos años que le sigo, ahora estoy leyendo su libro "Por qué somos como somos".

Sinceramente te digo que prefiero los dolores físicos a los del "alma", el corazón duele con las penas, ¡cómo puede llegar a doler!

Besos enormes.

MARU dijo...

Querida Carol. Casi siempre estamos de acuerdo en todo. jajajaja
Hasta en el libro que leemos....
Me gusta mucho este hombre y su hija también.
Otro que me encanta es el Sr. Rojas Marco.....

Besitos

Carol dijo...

Luna, tienes razón, a la hija, Elsa, la oigo en R.N.E. todos los jueves a las 02:00 horas en "Afectos en la noche" con Silvia Tarragona, me encantan sus trabajos, me he comprado uno de sus libros "Inocencia radical"espero leerlo pronto.

Abrazos, guapísima.

MARU dijo...

No oigo la radio, pero el libro lo tengo en la reserva.
Ves?
Nos parecemos mucho, amiga.
Un besito